Obsolescencia
programada: un fin planificado.
En un mundo globalizado donde todo se
deshecha, donde nada perdura, la obsolescencia programada es la opción más
aceptada.
Desde la revolución industrial, comienza
el largo camino al desarrollo, pero con el también nace los inicios de una
nueva generación de consumistas. Comprar por diversión no por necesidad.
La obsolescencia programada es un termino
común en los países con gran producción en los cuales los productos tienen una
vida útil determinada, que después de un tiempo se convierten en basura.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiorFFdeQyAX40etUgPHvnCWGeJmJtY0oAvd-f45THD6NeCy72LydQuzaHkKKremrBT5lF1FL85Rkovw1qzDyqZ-TvkazkJemR3fDUJ2q8StpFHZ1w0GNq75oWQIfaY-EeNvEBUdnKXOg_J/s1600/images-1.jpeg)
En los años 20, cuando la economía comenzó
a crecer se realizaron la mayoría de inventos que facilitan nuestra vida
cotidiana, como es el de la bombilla de luz. Cuando empezó este boom de la
electricidad mediante pequeñas bombillas que duraban más de 2500, al igual que
las medias de nylon, llegaban a arrastrar un carro sin romperse.
Todos estos científicos e inventores que
realizaron tales productos, años más tarde para que la economía siguiera
creciendo y no perdieran sus plazas de trabajo, pusieron todo su intelecto en
hacer de ese producto tan bueno y resistente a uno débil y frágil que tendría
una vida útil muy pequeña.
En ese tiempo no se pensaba en una
sociedad de consumo como se rige ahora en el mundo globalizado en el que vivimos,
se trataba de vender más. Pero los productores añadieron un placer al comprar,
al obtener más, hicieron que los productos se vendieran solos porque tenerlos
era una satisfacción más no una necesidad. Al no ser una necesidad terminan
siendo desperdicio y gasto. Usar mas de lo que se tiene es seguro que todo
terminara siendo basura.
La obsolescencia programada es un concepto
muy aceptado por los productores actuales, con la producción en masa y una
cultura de sociedad de consumo, nadie es propio de sus propias vidas, somos
individuos que se dejan llevar por lindas fachadas y el creer satisfactorio que
“lo compro porque lo necesito o porque algún día lo necesitare”, a la final
solo es gasto y desperdicio.
Según Sigmund Bauman, vivimos en una
sociedad líquida, en lo cual nada es eterno y se necesita seguir la corriente
para no quedarse relegado, con la llegada de las nuevas tecnologías de la
comunicación y los avances científicos y tecnológicos es indispensable, en
especial las nuevas generaciones hacer la tecnología y el desarrollo parte de
nosotros, como pieza irremplazable de nuestro día a día, esto tiene mucho que
ver con el discurso capitalista y la cultura consumista que rige al mundo
actualmente.
“La vida líquida es la sucesión de nuevos
comienzos, pero precisamente por ellos, son los breves e inodoros finales”
(Bauman, 2006: 10). Saber librarse de las cosas es más importante que saber
adquirirlas, expresa Bauman.
Se ha desarrollado una industria de
eliminación de residuos, se han creado formas para desechar basura que antes
había sido necesaria.
La supervivencia de dicha sociedad y el bienestar de sus
miembros depende de la rapidez con que los productos quedan relegados a meros
desperdicios y de la velocidad y eficiencia con que estos se eliminan (Bauman,
2006: 11).
Con la obsolescencia programada las
empresas han creado sistemas de eliminación de los productos inservibles y
terminan en países del tercer mundo, tratan de mantener una cultura
ambientalista pero muchas de estas empresas son farsas, hacen creer a los
consumidores que cuando la vida útil de sus productos se acaban estos a su vez
son transportados a lugares en los cuales serán tratados y no contaminaran el
medio ambiente, en su lugar llegan a botaderos de basura alejados de las
grandes ciudades como es el caso de Ghana, esto no afecta solo al ambiente sino
a la vida de las personas que ocupan ese país, hablando sanitariamente y
cultural.
Niños perdiendo su inocencia y dejando de
jugar para buscar en los residuos algo que se pueda vender y obtener algo de
dinero extra. Además de vivir en un lugar lleno de infecciones, la esperanza de
vida seguirá bajando porque no tienen alternativas de cambio.
Nosotros vivimos en un mundo que trabaja a
mil por hora, produciendo y desechando más rápido que lo que costo producirlo. Tantas
políticas de conservar el medio ambiente y de reutilizar lo que una vez no
sirvió dan las vueltas sin llegar a nadie, el problema es que este es nuestro
hogar y si lo seguimos destruyendo no habrá un mañana.
Debemos velar por el futuro de nuestros
hijos, por mantener un lugar sano y hermoso como es la Tierra y conservar los
valores y culturas que alguna vez teníamos donde la interacción era la forma de
convivir y formar lasos de unión entre las personas, evitando hacer de la
tecnología una parte más importante que nuestra esencia.
Buscar un equilibrio es la base para un
sistema viable en el que se puede vivir porque los recursos no son eternos y
siempre habrá más necesidades que satisfacer que los medios para hacerlo.
BIBLIOGRAFÍA:
Bauman, Zigmunt
(2006). Vida líquida. Barcelona:
Editorial Paídos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario